Lo que queda de nosotros
Cuando te fuiste la primera vez, no derrame ni una lágrima, me hice a la idea y la acepté. Cuando volviste sabía que no debía dejarte pasar, sin embargo, lo hice. Y así te fuiste, y volviste. Una y otra vez. Y no lloré, cada vez te esperaba más. Cada uno hizo su vida, conocimos amores, a veces pasajeros, a veces se quedaban. Pero vos, ibas y volvías. Y yo te esperaba. Con el tiempo me encariñe con tu ausencia porque después de ella venía tu regreso. Deje que entrarás y salieras de mi vida, las veces que quisieras. Tal vez la pregunta es ¿por qué? Y entonces me tocaría sentarme a explicarle a mi corazón que te espera en vano, que por más que esperé nunca te vas a quedar. También sé que no lo entendería, porque prefiere no derramar lágrima alguna porque sería cerrarte la puerta.
Y entonces yo me digo a misma:
"Si pudiera cambiar algo, cambiaria el momento exacto en el que no insistí, en que deje que te vayas la primera vez. Y si a pesar de eso el final fuera el mismo, entonces cambiaría el hecho de haberte conocido, no porque haya estado mejor antes de conocerte, sino porque antes de eso, yo no sabía lo que era perder". Y preferiría la ausencia enterna, a un regreso sin amor.
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